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LA CAUSA DE TODAS LAS ENFERMEDADES

LA CAUSA DE TODAS LAS ENFERMEDADES El descubrimiento que recibió el premio nobel Otto Warburg en 1931 y fue “La causa de todas las enfermedades” . Según Warburg, la falta de oxígeno y la acidosis son dos caras de una misma moneda, donde las sustancias ácidas rechazan el oxígeno, pero las sustancias alcalinas lo atraen. Todas las enfermedades son ácidas y donde hay oxígeno y alcalinidad, no puede haber enfermedades, como el cáncer. Las células normales de nuestro cuerpo necesitan oxígeno para vivir. Sin embargo, las células cancerosas pueden hacerlo sin oxígeno. Así que descubre cuales son los alimentos que acidifican el organismo y además cuales tienen ácidos y alcalinos. Por lo tanto, según Warburg, el cáncer es una consecuencia directa de una alimentación antifisiológica y un estilo de vida antifisiológico. Si tenemos una dieta basada en alimentos acidificantes y una vida sedentaria, nuestro organismo se crea un entorno ácido. La acidez expulsa el oxígeno de nuestras células. Los te

¿CÓMO SER UN INFLUENCER EN EDUCACIÓN FÍSICA?



Hasta hace unos años se hablaba del divorcio que existía entre la educación física y el deporte con el desarrollo de las TICs pero esta brecha se ha acortado significativamente a tal punto que está de moda crear un canal en youtube, un fanspage en Facebook o un perfil en twitter u otras redes sociales y muchos hemos optado por esta iniciativa para influir en nuestro campo profesional, motivando una vida activa y saludable, desde diferentes ángulos, propósitos y con variados resultados.

Ya son muchos los influencers que se están ganando los corazones de un público amante de la actividad física, brindando información útil, variada e innovadora para públicos de distintas edades, regiones, clases sociales y perfiles.

Antes de continuar debo invitar a la reflexión a todos los pedagogos que leen este artículo, ¿Estamos logrando despertar en nuestro alumnado este interés por la adquisición de hábitos activos, saludables y sostenibles?

Una cosa es hablar a una cámara y otra el contacto con un grupo de estudiantes con diferentes intereses, necesidades y motivaciones. Y cómo guiar la construcción de aprendizajes con un público tan variado que está obligado a estar presente y que en ocasiones ni si quiera desean estar ahí.

Así que hagámonos una pregunta: ¿Qué características deberá tener un docente de educación física o un entrenador, para conseguir motivar a sus estudiantes o jugadores? Y he encontrado algunas repuestas que nos pueden servir.

Tener pasión por lo que se enseña y capacidad para transmitir esa pasión. Lo primero que notan los alumnos es que a nosotros nos encanta lo que les estamos enseñando y eso, como mínimo, despierta en ellos la curiosidad por saber por qué nos gusta tanto. De nosotros depende además saber mostrarles los aspectos más divertidos y atractivos de eso que tanto recitamos, para conseguir que a ellos también les pique el gusanillo de vivir con hábitos activos y saludables. Aun así, nunca lo vamos a conseguir con todos, siendo honestos, los mismos profesores, por mucha pasión que sintamos por la actividad física, adoramos unos deportes desconocemos otros.

Estar al día en cuestión de gustos y tendencias, dentro de unos límites, es fundamental para todo lo que sigue. Pero tampoco hay que pasarse, por muy moderno que un profe sea, para los niños y niñas no dejamos de ser por definición viejos y un tanto aburridos, así que si lo de ser unos modernos se nos va de las manos, podría llegar a resultar ridículo... Pero si conseguimos demostrar que estamos al tanto de personajes, expresiones o modas en general, tal vez podamos sorprenderlos y, precisamente así, captar su atención.


Dominar las TIC y en particular las redes sociales. A esta altura ya todos debemos tener claro que el internet, la tablet o el móvil forman parte de nuestra vida diaria queramos o no, de la de todos, incluyendo profesorado y alumnado. Aceptar el uso de teléfonos inteligentes en nuestras clases puede ser un arma de doble filo, pero tenemos que buscar estrategias para su buen uso, ya no vale el: “es que yo estoy mayor para esto”; porque si somos profes tenemos que tener capacidad para aprender a usar, si hace falta, hasta Snapchat... Al fin y al cabo estos son los canales de comunicación que nos permiten ingresar con mayor facilidad en el interior de nuestros estudiantes.

Dedicar tiempo a la formación permanente que está en relación directa con lo anterior. Si queremos estar al día y queremos dominar las TIC tenemos que formarnos, ya sea con cursos presenciales, con planes de formación online o asistiendo a encuentros y jornadas. Hay que ver lo que hacen otros, aprender e inspirarse para poder mejorar cada día la actividad docente y para poder ser realmente los motores del cambio educativo que buena parte de la sociedad está pidiendo a gritos.

Contextualizar la propuesta de actividades es algo que tenemos que mejorar. En mi materia, educación física, toda la vida comenzamos el primer bimestre con atletismo, seguimos con básquet, vóley y terminamos con futbol, pero esta rutina termina siendo aburrido para un grupo de estudiantes y no es adecuado, hay que crear otros contextos de aprendizaje más reales y significativos para la vida del estudiante. Vale que a algunos nos guste el futbol, pero no todos tienen las mismas habilidades y posibilidades, por lo que podemos usar contextos como juegos cooperativos, de estrategia donde se utilicen una variedad de habilidades motrices, cognitivas y afectivas de tal forma que todos se sientan en la capacidad de poder resolver.

Disfrutar compartiendo tiempo y espacio con niños y jóvenes. Esta es otra de las claves, si odias a los niños, por favor, ¡no te hagas profesor! Ya sé lo que me vas a decir: Es que tenemos muchas vacaciones y tiempo libre... Pues sí, mira, es verdad, tenemos más que en otras profesiones, pero por algo es. Durante el horario lectivo faltan ojos y manos para atender a esos 30 o 35 pequeños que son tu responsabilidad y que permanentemente reclaman tu atención. Además, más allá del horario lectivo, yo no llevo la cuenta de las horas que trabajo, unos días son más, otros son menos, pero estoy seguro de que si hago cómputo global son más de 8 diarias.



Conectar con el alumnado compartiendo experiencias para reducir esa distancia  fijada por el respeto sin inclinar la balanza hacia la indisciplina, de vez en cuando tenemos que echar el freno al contenido de la materia y pararnos un rato a charlar de temas más triviales. Hay momentos como los ratos de patio, las horas de tutoría, cuando falta un profesor o los días en los que por alguna razón solo asiste a clase una parte del alumnado, que son ideales para hablar con los alumnos de su vida, de la nuestra y para compartir algunas experiencias.

Saber escuchar porque ellos y ellas también tienen mucho que decir. Normalmente vamos tan apurados con la idea de desarrollar todos los contenidos del currículo que ni los dejamos hablar. Soltamos nuestro rollo y solo admitimos preguntas sobre dudas concretas relacionadas con la materia. Tanto es así que no es difícil comprobar como a medida que los alumnos y alumnas suben de nivel, en general, cada vez preguntan menos y eso también está muy mal. No se trata de dejarles que nos revienten la clase o que distraigan la atención a propósito, que también es una técnica que algunos usan, pero cuando necesitan hablar hay que sentarse a escucharles igual que a nosotros nos gusta que nos escuchen de vez en cuando.

Estar dispuesto a aprender de los alumnos y las alumnas porque ellos pueden aportar a todo un punto de vista diferente al nuestro y, no siempre, pero a veces eso nos puede dar una visión de las cosas que nos puede ayudar también a nosotros a construir aprendizaje propio. Además son los niños y las niñas los únicos que nos pueden enseñar a usar Snapchat, nuestros amigos tampoco saben, así que ese también es un aspecto importante a tener en cuenta.

No olvidar que todos pasamos por ahí. Corregirme si me equivoco, pero creo que la mayoría de profes antes hemos sido niños y alumnos y hemos molestado en clase, hemos olvidado los deberes, hemos hablado en clase cuando el profe mandaba callar, nos hemos entregado cartitas (porque no teníamos whastapp), nos hemos equivocado o no entendimos lo que nos dijo nuestro profe…  

Por último seguro que ese profe guay no pone en su perfil de facebook algo como un real influencer porque, como ya dijimos antes, a nuestros alumnos les va a dar la risa si nos pasamos de modernos. Así que lo mejor será que todo esto quede entre nosotros y que nuestro alumnado no se entere de que nos montamos estas películas para ver si conseguimos que practiquen el toque al balón con la parte interna del pie. Por lo que tendremos también que replantearnos las formas que los mayores tenemos para comunicarnos.

Con todo, personalmente no creo que todas las características anteriores sean necesarias al mismo tiempo. Un profesor puede influir muy positivamente en su alumnado por la pasión que transmite al guiar el aprendizaje de su materia sin necesidad de ser un gran conocedor de las TIC. Tampoco son los profesores los únicos real influencers, fundamental en ese sentido es el papel de la familia. Pocos influencers imagino mejores que los abuelos, gracias a su amplia experiencia en la vida, y la mayoría no tienen ni idea de lo que es Snapchat.



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